La historia de Argelia y Alicante ha quedado unida por lazos comerciales, sociales e institucionales. De hecho, en el país africano se dice que Orán es la ciudad más española de Argelia y Alicante la ciudad más argelina de España. Sus vínculos se remontan al siglo XV. No en vano, la emblemática fortaleza alicantina del castillo de Santa Bárbara y la de Santa Cruz, en Orán, se utilizaron para defender ambos territorios de las invasiones turcas. Pero, sin duda, el siglo XIX marca el momento histórico en el que se refuerzan las relaciones entre España y Argelia y muy concretamente, entre Alicante y el país de la otra orilla del Mediterráneo.

Con la colonización de Argelia por parte de Francia, en 1830, el país africano comienza a ser poblado por franceses, italianos, malteses y, por supuesto, españoles. Entre esta inmigración española, los alicantinos fueron uno de los colectivos más numerosos, tanto por la cercanía a las costas africanas como por las características del trabajo a realizar en la colonia francesa.

Durante todo el siglo XIX y principios del XX muchos alicantinos emigraron a Argelia e incluso llegaron a nacionalizase franceses. Alicante a principios del siglo XIX contaba con una población eminentemente agraria, que cultivaba mayoritariamente parcelas pequeñas y dispersas. Esto suponía un obstáculo para el desarrollo agrario y la modernización. Además, había muchos jornaleros, poco trabajo y casi ninguna alternativa industria. Esto animó a muchos alicantinos a emigrar a Argelia en busca de una oportunidad y con el sueño de hacer fortuna.

Argelia recibe un nuevo boom de inmigrantes alicantinos a partir de 1846. Una gravísima sequía en el levante español empeoró las condiciones de vida, haciendo de Alicante una de las zonas con más pobreza del país. Las zonas más pujantes como Alcoy, que contaba con una incipiente industria, o el trabajo en el puerto de Alicante no podían absorber la demanda de trabajo. Es entonces cuando muchos trabajadores de la huerta alicantina cruzan a la otra orilla del Mediterráneo. Una travesía que siguen después emigrantes de lugares de secano como Mutxamel, Benimagrell, Santa Faz o Villafranqueza.

A la migración por razones económicas se une otra en esta época: la huida motivada por las persecuciones políticas a partir de 1840. Carlistas y liberales progresistas, junto con desertores militares y fugitivos de la justicia, viajan también desde Alicante a Argelia. Según un estudio de Bonmatí Antón, cerca de 20.000 alicantinos migraron en estos años. Orán, a tan solo 140 millas náuticas de Alicante, se convirtió en uno de los puntos con mayor concentración española. En la ciudad africana los emigrantes alicantinos eran muy apreciados por ser una población próspera, que había sabido salir adelante y contaba con el favor de la administración francesa.

La leve bonanza de la economía española hacia 1850 hace que muchos alicantinos retornen a su tierra. Pero el país africano vuelve a recibir un número considerable exilados levantinos que escapaban de las represalias de los vencedores de la Guerra Civil española, a partir de 1939. Tras el largo paréntesis de la Guerra Civil y la posguerra mundial, la relación se institucionalizó con los viajes de varias comisiones municipales entre Orán y Alicante, a partir de 1952.

Este repunte de la emigración se frena en 1954, con el comienzo de la guerra de la independencia de Argelia, que llevó a muchos alicantinos a volver a su lugar de origen. Las hostilidades y la inestabilidad que conllevaba el conflicto hacen que muchos vuelvan a España. Desde la independencia en 1962, Argelia se convierte en un país socialista y musulmán. La relación política con la España franquista es prácticamente nula a partir de ese momento: se interrumpe el tránsito por mar entre Alicante y Orán durante años, así como la relación entre las administraciones de las dos ciudades.

En la década de los 80, con la llegada de la democracia a España, se renuevan los contactos municipales, impulsados por el alcalde socialista José Luis Lassaletta. Unas relaciones que culminan con la firma del hermanamiento entre las dos ciudades el 27 de junio de 1985. Durante los 3 años siguientes se dan diversos intercambios, ante todo culturales, que se interrumpen con la suspensión de la línea marítima Alicante-Orán, en octubre de 1988. El trayecto marítimo se reanuda un año después, pero no es hasta la década de los 90 cuando se retoman los contactos en el marco del hermanamiento. Si bien desde este momento las relaciones institucionales se han visto reducidas a meras declaraciones de intenciones, los intercambios en el ámbito privado y comercial no han cesado.

Según el embajador español en Argelia, Fernando Morán Calvo-Sotelo, este país es estratégico para España y Alicante. “El intercambio de visitas es constante y a nivel económico somos el segundo comprador de Argelia y el cuarto vendedor. Por otra parte, el 60% de los ingresos del país provienen del petróleo o el gas, lo que hace que sea muy dependiente de estas ventas y por ello, esté intentando diversificar su economía y atraer capital extranjero. En cuanto a las importaciones, deben comprar del exterior todo tipo de productos. Todo ello convierte Argelia en un territorio atractivo tanto para las inversiones como para las exportaciones de los productos alicantinos”.

En la actualidad, la mejora de las comunicaciones por tierra, mar y aire ha facilitado los flujos de movimientos entre la capital alicantina y Argelia. Solo 25 minutos separan en avión Orán de Alicante. Varios vuelos diarios realizan este trayecto desde el aeropuerto de El Altet y navieras tanto españolas como argelinas cubren esta ruta marítima. La mayor facilidad de comunicación ha hecho que las relaciones entre los dos territorios trasciendan de lo puramente comercial. De hecho, ya son muchos los argelinos que tienen su propia casa en Alicante, El Campello, San Juan o Benidorm. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, uno de cada cuatro argelinos residentes en España (cerca de 16.000) se ha asentado en Alicante. Un último y significativo dato subraya esta estrecha relación: el español es ya la segunda lengua más estudiada por los argelinos.

A estos hechos hay que sumar la situación en la que se encuentra la histórica conexión marítima entre estas dos ciudades; el buque de pasajeros de la compañía Algerie Ferries que cubre la línea Alicante-Orán. A causa de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, Alicante perdió 180 millones de euros desde que el servicio se interrumpió en marzo de 2020 hasta el 1 de mayo de 2021, según apunta una noticia publicada por La Vanguardia. La supresión de 120 escalas del ferry que une la ciudad con Orán eliminó un tráfico comercial que supone un millón y medio de euros de ingresos por desembarco para tiendas y almacenes alicantinos. Cientos de argelinos visitan Alicante para comprar ropa, calzado, productos de alimentación, perfumería y cosméticos, además de electrodomésticos y tecnología.

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